El desarrollo de hábitos saludables de respiración es un factor que contribuye a la salud física y emocional. Es sabido que al respirar oxigenamos nuestra sangre, es a través de ella que proporcionamos oxígeno a nuestros órganos, lo que es menos popular, es que la gran mayoría de las personas, no respiramos correctamente. Esto tiene repercusiones físicas y psicológicas.
La respiración habitual en las personas suele ser corta, y más torácica que diafragmática. Una respiración corta, rápida y torácica, está asociada a estados de activación, alerta, ansiedad. Pero las personas no suelen ser conscientes del nivel de activación con el que se manejan en la vida cotidiana, ya que está socialmente normalizado.
Estamos sobre estimulados, nos movemos a un ritmo inmensamente mayor al de hace 100 años atrás, y biológicamente somos los mismos seres humanos. Existe un desfasaje entre la evolución de la civilización y nuestra evolución biológica, mantenemos nuestro sistema en un constante estado de alerta para el que no estamos preparados, y esto tiene consecuencias nefastas para nuestro organismo y nuestra estabilidad emocional.
¿Qué relación existe entre la respiración y mi estado emocional?
La respiración es clave en la regulación fisiológica y de los estados emocionales, testimonio de esto son los protocolos de biofeedback que se utilizan para la regulación, como el de variabilidad de ritmo cardíaco (HRV), donde a través de un determinado ritmo de respiración, se estimula una mayor variabilidad del ritmo cardíaco, los médicos asocian una mayor variabilidad del ritmo cardíaco a una mayor adaptabilidad a los estímulos externos. Y, si yo logro tener una mayor adaptabilidad a los estímulos externos, tendré una mayor capacidad de reponerme al estrés.
Este tipo de abordaje se utiliza en diversas patologías, como en la depresión.
En síntesis, a partir de la respiración influiríamos directamente en nuestra respuesta al estrés.
¿Qué puedo hacer para disminuir mi estado de alerta?
Los ejercicios de respiración son una herramienta que puede ser de gran ayuda para bajar el estado de alerta. En momentos puntuales, como durante una crisis de ansiedad, la respiración lenta y regular ayuda al organismo a bajar el estado de alerta y recobrar la estabilidad.
Mientras nos relajamos regulamos el flujo sanguíneo, disminuye la actividad eléctrica cerebral, regulamos el ritmo de la respiración, nuestros músculos dejan de estar en tensión y la actividad metabólica disminuye. Esto nos ayudaría a conseguir un equilibrio físico y emocional.
Si bien, podemos utilizar la respiración como una herramienta de regulación en momentos puntuales, teniendo en cuenta que solemos vivir a un ritmo al que no estamos del todo adaptados, la práctica habitual de ejercicios de respiración contribuye a mantenerte en un estado de calma y menor activación que mejora la calidad de vida.
Te dejo un enlace con una guía de respiración lenta y regular:
Por: Julia Achilli. Psicóloga EMDR