Saber por qué te ocurre lo que te ocurre, puede generar un alivio en muchos casos, incluso puede ser de gran ayuda a la hora de dar un sentido, resignificar y comprender lo que sientes.
La pseudo- filosofía del excepcional
Cuando no puedes parar de mirar hacia afuera. Cuando las luchas en ti siempre van dirigidas a causas perdidas, a otros, hacia donde sientes que la media de la gente no mira. Cuando sobre ti poco objetas, pero sobre los “demás” tienes monólogos interminables e irrefutables para ser centro de cualquier evento. Pero además, nunca con ello solucionaste nada más que el satisfacer una necesidad personal de sentirte diferente: quizás sea porque eres un pseudo filósofo que se ubica como “excepcional”.
En este punto, y anticipándome a la crítica del “pseudo filósofo excepcional”, aclaro: no quiero referirme aquí a quienes miraron más allá de sus narices, más allá de las masas y lograron grandes cosas e hicieron grandes aportes a la humanidad gracias a ese “ir más allá”.
Me refiero a aquellos que hacen de su protesta solo propaganda, odio, lucha y división, y cuando miras en sus vidas nada encuentras de aquella excepcionalidad de la que parecen presumir.
Este comportamiento incluye en su discurso un gran resentimiento y una vida llena de contradicciones con lo que promueven. Se puede observar un comportamiento oposicionista aún en contextos donde, objetivamente, sería innesesario; pero sobre todo, una necesidad de tener protagonismo en cualquier situación social, redes sociales, donde claramente se diferencian de la media.
Excepcional porque se ubican desde fuera, porque la adhesión a causas perdidas, no tiene como objeto más que diferenciarse de los demás. Cualquier situación o conversación es válida para «actuar» su diferencia. El problema es que el efecto que genera en la sociedad este tipo de comportamiento, es el de generar más de lo anteriormente descripto: odio, lucha y división.
Las causas psicológicas que llevan a estas personas a actuar de esta manera suelen ser variadas, pero en general, se relacionan con una dificultad en su autoestima, una necesidad impetuosa de ser vistos y una gran incapacidad de autocrítica.
Creo en las diferencias, estoy segura que para crecer hay que marcarla, mi humilde propuesta consiste en hacer más y decir menos, o al menos, decir y hacer. Brillar primero antes de señalar la opacidad del otro.
Pseudo filósofos excepcionales: queremos más amor, más unión, más soluciones, más propuestas y menos demagogia.
Por: Julia Achilli. Psicóloga en Barcelona. Terapia EMDR. Neurofeedback